
Una jornada de leyenda, escrita golpe a golpe en Augusta
El Masters de Augusta 2025 quedará grabado como uno de los capítulos más emocionantes en la historia del golf. Y en el centro de esa historia, un nombre: Rory McIlroy. El norirlandés conquistó por fin la chaqueta verde, el último major que le faltaba para completar el Grand Slam de su carrera, algo que solo cinco jugadores han logrado antes.
Pero su victoria no fue sencilla. Fue una batalla contra Augusta, contra sus rivales y, en los hoyos finales, contra sí mismo. Fue un domingo de tensión creciente, de caídas y resurrecciones, que terminó en un desempate electrizante frente a Justin Rose, en el mismo hoyo 18 donde minutos antes había dejado escapar el triunfo con un putt que se fue por la izquierda.
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Primeros giros del día: el Masters no perdona
La jornada comenzó con McIlroy liderando con firmeza, pero desde el hoyo 1 las emociones no dieron tregua. Un doble bogey inicial lo igualó momentáneamente con DeChambeau, que parecía dispuesto a presentar batalla. Sin embargo, Rory reaccionó de inmediato con birdies en los hoyos 3 y 4, mientras que Bryson cometía bogeys en esos mismos tramos, dejando al norirlandés nuevamente al frente.

La amenaza silenciosa: Rose y Åberg acechan
Mientras McIlroy luchaba por mantenerse en cabeza, Justin Rose fue construyendo una ronda sólida. Birdies en los hoyos 3, 7, 8, 11 y 15 lo colocaron en posición de empate. Por su parte, Ludvig Åberg, uno de los talentos más prometedores del circuito, mantuvo una actuación impecable hasta el hoyo 17, donde comenzó su desplome.
El hoyo 13: el punto de inflexión
Todo cambió cuando McIlroy llegó al hoyo 13. Su tercer golpe desde unas 80 yardas fue demasiado agresivo y acabó en el agua. El resultado: doble bogey. Con ese error, perdió el liderato y se produjo un triple empate en -10 entre él, Rose y Åberg. Augusta volvía a apretar.
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Augusta ruge: Rory responde
McIlroy, lejos de venirse abajo, firmó una de sus mejores secuencias del torneo. En el hoyo 15, ejecutó un hierro 7 magistral que le dejó con opción clara de eagle. Aunque no convirtió, el birdie fue suficiente para volver a la cima.
En el hoyo 16, su golpe de salida rozó la bandera, pero el putt no quiso entrar. Todo se decidiría en los dos hoyos finales. En el 17, volvió a lucirse: tras una salida impecable, su approach quedó a centímetros. Birdie y -12.
El drama del 18: la gloria se escapa… por milímetros
Justin Rose ya había entregado tarjeta con -11, gracias a un birdie en el hoyo 18. McIlroy necesitaba par para ganar. Su salida con el driver fue perfecta, pero su segundo golpe terminó en el búnker, por muy poco.
El público, entregado, coreaba su nombre. Su golpe desde la arena fue exquisito: la bola se quedó a poco más de un metro del hoyo. La historia parecía escrita. Pero el putt… se fue por la izquierda.
El Masters se iba al desempate.

El desempate: el hierro que cambió la historia
Ambos jugadores regresaron al tee del 18. Rose fue el primero en jugar: su drive, correcto. McIlroy volvió a golpear con autoridad y colocó la bola en mejor posición. Rose pegó un segundo golpe muy bueno que se quedó a algo más de dos metros del hoyo. La presión volvía a Rory.
Entonces llegó el hierro del torneo. McIlroy botó la bola justo en la ladera derecha del green, y esta rodó suave, perfecta… hasta quedar a un metro del hoyo. Augusta rugió como solo sabe hacerlo cuando la historia está a punto de escribirse.
Rose falló su putt. Y McIlroy, esta vez sí, embocó sin titubear.
El resto del campo: caídas y resistencia
Bryson DeChambeau, que había sido protagonista, cayó en el agua en los hoyos 11 y 15, lo que terminó sacándolo de la lucha por el título a pesar de un gran birdie en el 16.
Ludvig Åberg, por su parte, se despidió del torneo con un hoyo 18 desastroso. Desde el búnker inicial, su segundo golpe volvió a otro búnker. Aunque luchó hasta el final, su oportunidad se desvaneció en ese tramo. Acabó con +2 en ese hoyo y fuera del podio.
El que sí logró escalar fue Patrick Reed, que embocó un eagle espectacular en el hoyo 17 y cerró con par en el 18, asegurando el tercer puesto en solitario con -9.
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Historia escrita con carácter
Con ese último putt, Rory McIlroy se convirtió en el sexto jugador en completar el Grand Slam, uniéndose a Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods. Su victoria en Augusta 2025 no solo completa un ciclo personal. Representa la culminación de una década de espera, presión, evolución y redención.
Fue una victoria forjada en los errores, en la calma, en los hierros milimétricos y en el temple bajo la mayor presión posible. Fue una victoria celebrada no solo por los fans de McIlroy, sino por todo el mundo del golf.
Augusta se rindió a Rory. El golf también.
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