
En 2019, Shane Lowry tocó el cielo en Royal Portrush. Seis años después, el Open Championship regresa al mismo escenario, y el golfista irlandés vuelve al lugar donde cambió su vida. No es solo el campeón defensor de ese campo. Es el héroe local que conquistó uno de los momentos más mágicos de la historia reciente del golf. Ahora, con The Open 2025 a punto de comenzar, Lowry se reencuentra con su pasado… y con una oportunidad irrepetible.
“Ese trofeo siempre estará en casa”
Aquel domingo de julio en 2019, Shane Lowry no solo ganó su primer major. Ganó en casa. En Irlanda. Ante su gente. Y lo hizo con una combinación de golf valiente, temple bajo presión y convicción plena. “En Oakmont jugué a conservar y perdí. En Portrush salí a atacar desde el primer hoyo. Me dije: hoy o nunca”, confesó.
El sábado firmó una de las mejores vueltas de su carrera —un 63 que le dio cuatro golpes de ventaja—, pero fue el domingo donde demostró carácter. En condiciones de lluvia intensa y viento constante, supo mantenerse frío donde otros se hundieron.
Cuando embocó el último putt en el 18, vio a su esposa y a su hija pequeña esperándolo. Se derrumbó. “Fue una liberación. Una mezcla de orgullo, alivio y gratitud. No lo cambiaría por nada.” Poco después, en el vestuario, brindó con Jameson en el Claret Jug junto a amigos y leyendas del golf irlandés. Padraig Harrington resumió el sentir general:
“Este chico lo ha hecho por todos nosotros. Por Irlanda.”
Hoy, el trofeo descansa en su casa familiar. “Mi carrera cambió. Mi vida no tanto. Pero ese trofeo siempre estará ahí. Pase lo que pase, es mío para siempre.”
Lecciones de Oakmont, gloria en Portrush
Shane Lowry llegó al Open de 2019 con cicatrices abiertas. En 2016, en Oakmont, lideraba el US Open por cuatro golpes el domingo y terminó cediendo el título. “Allí jugué a conservar. En Portrush decidí atacar desde el primer hoyo. Me dije: hoy o nunca.”
La noche anterior a la ronda final en Portrush fue clave. Reunido con su caddie Bo Martin y su entrenador Neil Manchip, tomaron una decisión: no hablarían de Oakmont. No mirarían atrás. “Nos centramos en lo que venía. No había espacio para los fantasmas del pasado.”
El sábado había firmado una histórica vuelta de 63, que le dio cuatro golpes de ventaja. Pero era el domingo donde debía sostener esa ventaja con el Claret Jug en juego, en condiciones extremas. Lluvia constante, viento agresivo y una afición que rugía en cada rincón del recorrido. “Las condiciones fueron brutales. Ruido, viento, caos… pero yo estaba centrado”, recuerda.
Su enfoque fue claro: atacar, no sobrevivir. “Me dije: si hago cinco birdies, aunque cometa errores, me van a tener que perseguir muy en serio.” Su bogey en el hoyo 1, tras una mala salida, fue un momento crucial. “Sentí que había salvado algo importante. Convertir un hoyo malo en solo un bogey me dio confianza.”
En el hoyo 5, conectó un hierro cinco “perfecto” para dejarse una opción clara de birdie. Fue su momento revelación:
“Ahí supe que podía ganar The Open.”
A diferencia de Oakmont, Lowry ya no jugaba para no perder. Jugaba para ganar. Y esa fue la diferencia que cambió su carrera.

Allí lideraba el US Open 2016 antes de sufrir una dura derrota. Conoce este legendario campo y su historia de grandes batallas.
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Recibido como un campeón nacional
Tras levantar el Claret Jug en Royal Portrush, Shane Lowry no se fue a Nueva York ni a Londres. Se fue a casa. A Clara, un pequeño pueblo en el centro de Irlanda. Allí lo esperaba su gente, su familia… y un recibimiento que parecía sacado de una película.
“No me esperaba algo así. Fueron 15.000 personas para un pueblo de 3.000. Fue irreal.”
Lowry, visiblemente emocionado en el documental The Clara Jug, recuerda cada minuto: desde la caravana por la calle principal hasta el discurso en el centro comunitario. “No estaba preparado para esto. Sinceramente, no tenía ni idea de lo que significaba para ellos”.
En el acto, su tío Bernard, su primer caddie, resumió lo que muchos sentían:
“Sabíamos que era bueno. Pero lo que ha hecho es increíble. Ha puesto a Clara en el mapa mundial.”
Lowry compartió el trofeo con sus vecinos, dejó que los niños lo sostuvieran, firmó cientos de autógrafos y abrazó a todos los que se cruzaban en su camino. El pub de siempre. Los profesores de la escuela. Los miembros del club local. Todos eran parte de la victoria.
“Es una sensación difícil de explicar. Esto es donde crecí. Esto es lo que soy. Ver a mi hija aquí, con el trofeo… eso es lo que más me emociona”, confesó.
The Open 2025: ¿repetir la hazaña?
Este año, Lowry vuelve a Royal Portrush como uno de los nombres más esperados del torneo. Pero también como alguien consciente de que repetir aquella historia parece irreal. “Quiero disfrutar cada minuto. Voy a llegar con tiempo, estar en el club, jugar el campo. Empaparme del ambiente”.
Confiesa que el momento más difícil será el primer golpe del jueves. “Es cuando todo eso que viví en 2019 se termina. Y empieza un nuevo torneo. Estoy preparado para eso. Pero sé que será intenso”.

Su victoria en 2019 fue tan mental como técnica. Aprende a competir bajo presión con claves de psicología del golf.
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¿Puede Shane Lowry volver a ganar el Open?
Ganar dos veces un Open es difícil. Ganar dos veces en Portrush, casi imposible. Pero si hay alguien que conoce cada rincón del campo y entiende el valor de este torneo, es Shane Lowry. Con más madurez, más temple y un juego sólido en 2025, no se le puede descartar.
Royal Portrush le dio la gloria. Ahora, él vuelve para defender su legado.