Jon Rahm tiene uno de los swings más singulares y efectivos del golf profesional. Compacto, potente y perfectamente adaptado a su cuerpo, su técnica ha sido clave en su ascenso a la élite. En este artículo analizamos en profundidad su swing con driver, hierro y wedge, exploramos sus fundamentos biomecánicos y extraemos lecciones que cualquier golfista —profesional o amateur— puede aplicar a su propio juego.

Un swing diferente que nace de una condición física

Jon Rahm no solo es uno de los mejores golfistas del mundo: también es dueño de uno de los swings más particulares, compactos y eficaces del circuito. Su técnica no responde a un modelo tradicional enseñado en academias, sino que nace de una necesidad de adaptación a su propia anatomía. Desde su nacimiento, Rahm sufre una limitación estructural en la movilidad del tobillo derecho, producto de una cirugía que acortó su tendón de Aquiles.

Esta condición impide que pueda realizar una rotación amplia y fluida hacia atrás, como hacen muchos otros profesionales. Sin embargo, en lugar de considerarlo una desventaja, ha convertido ese límite en el centro de su fortaleza. Su backswing es corto, pero su secuencia cinética es impecable: genera energía desde el suelo, con una rotación explosiva de caderas, una acción poderosa de piernas y una sincronización perfecta en el impacto.

Lo que en otros sería una carencia, en Rahm se ha transformado en una ventaja competitiva: menos recorrido, menos margen de error, más control. Su swing demuestra que la eficiencia no siempre depende del tamaño del movimiento, sino de la calidad de la ejecución.


Análisis del swing con driver

Cuando Jon Rahm toma el driver, lo primero que salta a la vista es lo compacto de su backswing. Pero también lo agresivo del movimiento desde el suelo:

  • La rotación de caderas se inicia temprano, generando torsión sin forzar el giro de hombros.
  • Su brazo izquierdo se mantiene firme y su muñeca izquierda plana en la cima del swing, eliminando excesos.
  • En el impacto, su nariz apunta al balón (una referencia visual para mantener el plano correcto) y su brazo derecho se extiende con máxima aceleración.
  • Sus glúteos y piernas actúan como muelle: flexionados en el tope y extendidos al máximo en el impacto.

El resultado es un golpe potente, alto, con ligera trayectoria de fade y control total. Todo sin una gran amplitud. Eficiencia pura.

Jon Rahm ejecutando el swing con el driver – captura del vídeo oficial de análisis técnico
Captura del swing de Jon Rahm con el driver, tomada del vídeo “Swing Theory: Jon Rahm – Driver, Iron, Wedge”, producido por Golf Digest y publicado en el canal oficial del PGA TOUR en YouTube. Uso con fines educativos y de análisis técnico.
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Swing con hierro: precisión y control

Cuando Rahm empuña un hierro medio o largo, mantiene la misma base técnica que con el driver: backswing corto, acción explosiva desde el suelo y una secuencia rotacional impecable. Sin embargo, introduce pequeñas variaciones para maximizar el control y la precisión.

Lo primero que llama la atención es cómo acorta el follow through, especialmente en los tiros de aproximación. Esta reducción del finish no es casual: le permite ajustar la distancia con precisión quirúrgica y mantener una trayectoria más baja y penetrante, ideal para condiciones de viento o greenes firmes.

Durante el movimiento, la cabeza permanece perfectamente estable, alineada con el plano del swing hasta mucho después del impacto. Esto garantiza un contacto sólido, centrado, y una trayectoria repetible.

Otro aspecto clave es su ángulo de ataque. Rahm no «barre» la bola como hacen muchos amateurs: su golpe con el hierro es claro y descendente, generando el divot justo después del impacto. Esa secuencia de “bola primero, césped después” es una marca de calidad que todo golfista debería aspirar a replicar.

En palabras del vídeo: “Puede parecer simple, pero es técnicamente perfecto”. Y es precisamente esa simplicidad lo que hace que su swing sea tan repetible. No hay elementos superfluos, no hay decoraciones: solo un movimiento funcional, potente y refinado al extremo.

Además, Rahm demuestra una gran capacidad para modular la trayectoria de sus hierros. Puede lanzar bolas altas con efecto hacia atrás o bajarlas con spin agresivo para que se frenen en el primer bote. Esa versatilidad le permite atacar banderas con confianza y leer mejor los riesgos del recorrido.

En resumen, su swing con hierro no solo es poderoso: es una herramienta de precisión diseñada para competir al más alto nivel bajo cualquier condición.

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El wedge: spin y sensibilidad

El swing de wedge de Jon Rahm es una auténtica lección de control, precisión y sensibilidad. A diferencia del driver o el hierro, donde la potencia y la secuencia corporal son claves, en los golpes cortos Rahm demuestra una capacidad excepcional para modular su energía y centrarse en la calidad del contacto.

En estos golpes, Rahm reduce la velocidad de cadera y permite que los brazos y las manos tomen el protagonismo. La intención no es generar distancia, sino máximo control del spin y del vuelo de la bola. Cada movimiento está pensado para producir una trayectoria baja, con mucho efecto hacia atrás, ideal para detener la bola rápidamente en el green.

Su stance se abre ligeramente, lo que le permite mayor libertad de salida del palo y una entrada más vertical. La cara del wedge suele estar apenas abierta, lo suficiente para elevar la bola sin perder control lateral.

El finish es corto, contenido, dirigido hacia abajo, lo que genera un vuelo penetrante y con mucho spin. No hay un gesto amplio ni exagerado: el swing se detiene justo después del impacto, como si Rahm estuviera “entregando” la cara del palo hacia la bola con delicadeza quirúrgica.

Un detalle técnico importante es cómo mantiene la cabeza completamente fija, incluso más que con el driver o el hierro. Esto estabiliza el plano del swing y favorece un contacto limpio en la parte baja de la cara del wedge, justo donde se genera el mayor efecto.

El vídeo lo resume de forma brillante: “técnicamente, es swing reducido al mínimo”. Pero ese mínimo contiene una sofisticación tremenda. No hay desperdicio de movimiento. Todo es eficiencia, control del tempo y precisión milimétrica.

Estos golpes muestran la capacidad de Rahm para adaptar su potencia natural a situaciones donde lo importante no es la fuerza, sino la sensibilidad y el toque. Dominar el wedge con ese nivel de precisión es una de las claves que lo convierten en uno de los jugadores más completos del mundo.

Jon Rahm haciendo un golpe de control con el wedge – captura técnica del vídeo oficial
Captura del golpe de Jon Rahm con el wedge, tomada del vídeo “Swing Theory: Jon Rahm – Driver, Iron, Wedge”, producido por Golf Digest y publicado en el canal oficial del PGA TOUR en YouTube. Uso con fines educativos y de análisis técnico.
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Qué pueden aprender los amateurs del swing de Rahm

Aunque pocos jugadores pueden igualar la potencia y precisión de Jon Rahm, su swing ofrece lecciones fundamentales que cualquier aficionado puede aplicar a su propio juego. Su técnica no es una exhibición de flexibilidad extrema ni de amplitud exagerada, sino un modelo de eficiencia, biomecánica funcional y control del cuerpo.

🔹 No necesitas un backswing largo para ser potente

Rahm demuestra que la amplitud no lo es todo. Su backswing es corto, contenido, pero genera una velocidad de cabeza de palo altísima. ¿Cómo? Gracias a una secuencia impecable desde el suelo: activa las piernas, rota las caderas y transfiere energía hacia la parte superior del cuerpo de forma explosiva. Para el amateur, esto significa que un swing más corto puede ser más controlado y, a la vez, igual de efectivo si se ejecuta con buena rotación.

🔹 La potencia viene del suelo, no de los brazos

Muchos jugadores aficionados intentan pegarle más fuerte usando los brazos, lo que rompe el ritmo y genera inconsistencia. Rahm, en cambio, utiliza el suelo como motor. Sus glúteos, piernas y núcleo abdominal trabajan en armonía para generar velocidad sin perder equilibrio. Aplicar esta idea puede ayudarte a golpear con más potencia sin perder estabilidad.

🔹 El control del finish define la trayectoria

Otra lección clave es cómo Rahm adapta su finish para cada tipo de golpe. Más corto con hierros y wedges, más amplio con el driver. Esta gestión del finish le permite controlar mejor la altura y la curva de la bola. Muchos amateurs se beneficiarían simplemente de terminar su swing con intención clara, en lugar de dejarlo “caer” sin control.

🔹 La simplicidad gana consistencia

Rahm elimina lo innecesario. No hay florituras ni movimientos superfluos. Cada parte de su swing tiene un propósito. Esto se traduce en una mecánica confiable, repetible bajo presión y adaptable a cualquier situación. Para el jugador amateur, simplificar el swing puede ser la mejor manera de ganar regularidad.

🔹 Un modelo para quienes tienen limitaciones físicas

Rahm es la prueba de que tener una limitación física no te impide construir un swing competitivo. Si tienes problemas de movilidad, una lesión crónica o simplemente no eres muy flexible, su técnica puede ser una referencia realista y eficaz. Adaptar tu swing a tu cuerpo —y no al revés— es una lección tan importante como cualquier consejo técnico.

En definitiva, estudiar el swing de Jon Rahm no es solo un ejercicio de admiración: es una fuente valiosa de aprendizaje práctico para cualquier golfista que busque más potencia, precisión y consistencia desde una base simple y bien ejecutada.


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